15 diciembre 2005

Thursday night fever

Ya es jueves. Así sin querer se nos ha pasado la semana. La parte buena es que ya me queda una semana menos de pagar hipoteca. La parte mala es que me queda una semana menos de juventud, suponiendo que aún se me considere joven.

Ayer cumplí los pronósticos. Fuí a las pistas de atletismo y no defraudé a nadie. 12 minutos corriendo, sobrecarga de gemelos, 2 series de press de banca, 3 series de abdominales y una dominada, gracias, esto es todo, ya le llamaremos. Una vez más alcé con furia mi puño al cielo mientras gritaba "Seré el tipo que algún día fuí", y marché a morirme a mi casa. No obstante el comunicado oficial es que estamos trabajando con ilusión, la actitud es positiva y con constancia todo se consigue. Hay que ver como cambian las cosas con el tiempo, y no me refiero sólo a mi cuerpo. Había más chicas que hace 5 años, menos máquinas en el gimnasio y los chicos cubanos que entrenaban antaño ahora se dedican a ser entrenadores. Y es que el tiempo no pasa en balde, ni siquiera la pastelería se salva.

Se aproxima el día de mi comida de empresa. Mañana intentaré beberme una botella de lambrusco y que parezca que me estoy comiendo un entrecot. Si sale bien el asunto puedo atacar con una segunda botella. Por descontado que no me llevo el coche a trabajar, o me llevan o toca transporte público. Es de esperar que al término de la comida nos vayamos a tomar unas copas, a media tarde, como vulgares alcohólicos. No descarto un nuevo espectáculo a cargo de la compañía Yorchus "el que sabe hacer pasteles con Java y colecciona tangas de leopardo". Probablemente la semana que viene me miren con otros ojos en el trabajo. Y es que siempre ha habido un antes y un después, y aquí todavía estamos en el antes.

Dentro de la tormenta política actual voy a hacer referencia a la ley anti-tabaco que se vota hoy. Me parece estupendo. En mi caso no va a cambiar nada porque en mi centro de trabajo nunca se ha permitido fumar. En el caso de los bares, pues sí, puede parecer una putada, pero es cojonudo. En mis viajes a Dublín he comprobado que allí no se fuma en los bares y se disfruta mucho más. Todo es cuestión de hábito, los primeros días costará salirse a la calle a fumar, sobre todo en invierno, pero el ser humano se ha caracterizado durante siglos por ser el ser vivo que mejor se adapta al medio. Tiempo al tiempo y ya veréis como acabáis diciendo lo mismo que la campaña del gobierno "en el fondo también es bueno para tí".

Bueno, voy a seguir con mi tarta. Hay un problema logístico pero podemos ir atacando otro piso mientras se arregla. Abrazos y besos.

Si, escuchandoEscuchando RNE3 - Música es tres

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