23 enero 2006

Reencuentros

El sábado fue día de reencuentros. Empezó por la mañana. [Ca] y yo fuimos a jugar al pádel, después de mucho tiempo intentando quedar. Ahora de lunes a viernes parece que nos llevamos bien, y los sábados por la mañana nos llevamos bien de verdad. Habrá que ver cómo evoluciona la relación. Por la tarde me llamó [Me], que hacía muchos meses que no lo hacía, y fuimos a cenar y a emborracharnos brutalmente. Bueno, el que tuvo que hincar la rodilla fuí yo, hay que ver, después de meses sin salir la colega va y me gana bebiendo. Después de analizar la situación creo que yo también voy a dejar unos meses de salir. Por último volví al bar nuevo, ese en el que pincha la chica que no me reconocía. Resulta que de lejos no ve una mierda y por eso no me reconoció en su día. Así que bien, el sábado fue día de recuperar relaciones que parecían perdidas.

Ayer viendo la tele (sí, que pasa, después de años sin ver la tele vuelvo a verla, más que nada porque ya no tengo adsl) ví un anuncio de la nueva película de Steven Spielberg. Este hombre cada día va a más. Comenzó haciendo "La lista de Schindler", mostrando el sufrimiento del pueblo judío y el genocidio que los nazis hicieron con ellos. Recuerdo que la primera vez que ví esa película yo todavía no tenía pelos en el pubis, y me conmocionó la brutalidad del asunto. "Pobres judíos, hay que ver como les trataron" pensé yo. Años más tarde me enteré que ellos están haciendo más o menos lo mismo (pero sin que se note tanto) con los palestinos. Cuando el mundo se llevó las manos a la cabeza con el levantamiento del muro de Gaza, el señor Steven Spielberg, lejos de condenarlo, lanzó unas incendiarias declaraciones defendiendo a Ariel Sharon y crucificando (ay, las vueltas que da la historia) a los insidiosos palestinos. Siguiendo en su línea ahora da otra vuelta de tuerca y saca Munich, una película donde condena directamente a los palestinos y centra el argumento en la venganza por parte de los judíos. Sobra decir que el director da a entender que dicha venganza es más que justificada.

En fin, no me queda más remedio que hacer un ejercicio de abstracción, olvidarme de lo que pasa en el mundo, crear una burbuja con mi trabajo, mi carrera y mi hipoteca, y meterme en ella. Si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mí.

Recuerden, muchos besos a ellas y palmaditas en la espalda a ellos.

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