29 septiembre 2006

Fragmentos de Guy Clatxon

Guy Clatxon: Vivir y aprender. Madrid, Alianza Psicología, 1987, págs 35-36.

La gente no soporta muy bien la realidad, porque su complejidad e inescrutabilidad nos recuerda constantemente cuan inadecuadas son nuestras teorías sobre ella. La mente no se equivoca de cuando en cuando: si estamos atentos, nos daremos cuenta de que lo hace constantemente. Por tanto, el aprendizaje y la inseguridad e incompetencia que lo acompañan se nos exige continuamente, desde el momento de nacer hasta la muerte. Por lo menos se nos exigen mientras seamos receptivos a nuestros errores y estemos atentos a nuestras circunstancias.

Pero a los seres humanos no les gusta equivocarse con demasiada frecuencia y han encontrado el modo de evitarlo, eludiendio al mismo tiempo desarrollarse, cambiar, experimentar y aprender: sustituyen su teoría por la realidad. En vez de utilizar el mapa como guía por el campo, se supone que el mapa tiene razón, simplemente porque lo dice así, y si existe alguna discrepancia entre éste y la disposición del terreno, no se les presta atención o se justifica, "No tenemos que revisar nuestros conceptos; el fallo está en la realidad".

Cuando la gente pierde de vista la naturaleza y función de su teoría personal, comienza a confundirla con el mundo, del que sólo es una representación deformada, lo cual crea muchos problemas. Si insisto en que veo las cosas como realmente son, mi percepción se convierte (por definición) en "correcta" , y ni siquiera me planteo la posibilidad de ser subjetivo. Tengo que negar la existencia de aquel castillo real; me niego a mirarlo o lo considero una alucinación para defender el mapa en el que no aparece señalado.

Tal como veremos, la gente en mayor o menor medida, como si exisiteran las curvas de nivel, saltando estas verjas imaginarias cada cincuenta metros de ascensión y como si el castillo no exisitera, perdiéndose gran parte del panorama. Y se mete en unos líos tremendos intentando culpar a la realidad por el fallo de su teoría, porque la realidad resulta ser distinta de lo que la teoría afirma que debería ser. No ha sido culpa mía que la excursión haya sido un desastre: ha sido culpa de los niños, del subdirector, del tiempo, del gobierno (...)

Esta tendencia a vivir en el mapa, y no en el mundo, y a utilizar el mapa para desplazarse es la clave fundamental para comprender la forma en que la gente aprende o no lo hace. Hermann Hesse escribe en su obra Mi credo:

"(...) cada uno de nosotros pinta o falsea, todos los días y todas las horas, la selva virgen de los misterios como un bonito jardín o como un mapa plano y detallado: el moralista con ayuda de sus máximas, el religioso con ayuda de su fe, el ingeniero con ayuda de su calculadora, el pintor con ayuda de su paleta y el poeta con ayuda de sus modelos e ideales, y cada uno de nosotros vive satisfecho y tranquilo en su mundo ilusorio y en su mapa, hasta que la rotura de un dique o alguna tremenda revelación provoca la irrupción repentina de la realidad, de lo inaudito, de la belleza o la falsedad sobrecogedoras y se siente irremediablemente y mortalmente atrapado".


Guy Clatxon: Vivir y aprender. Madrid, Alianza Psicología, 1987, págs 35-36.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que muchas veces es jodido verlo todo tal cual es no??? y creo que es un mecanismo de defensa psicológico bastante normal.
A mi me costó años el reconocer mis errores y pedir perdón, y joder, ahora que he aprendido le he cogido un ritmo que tampoco sé si es muy bueno.
Buen libro, tiene buena pinta si señor...

Toxcatl dijo...

Demasiada literatura para un viernes... antse del cafe soy mas de los lunnis (y aun no tengo niños)

Marga F. Rosende dijo...

Me encanta tu criterio de selección de estos magnificos textos. Me lo corto pego con tu permiso, y lo pongo en un altar, junto al de Russell. Gracias.

Marga F. Rosende dijo...

It¨s me again...Te aconsejo entre tarta y tarta, "Es real la realidad" de Paul Watzlawick...