08 febrero 2006

Gregorio Casa atribulado

Hay películas, o series de televisión, o libros, o incluso obras de teatro, en las que el protegonista, o uno de ellos, es un tío rancio, insocial, borde y difícil de tratar. En la mayoría de las ocasiones el desarrollo de la historia, ya sea por parte de los guionistas o del escritor, muestra cómo el personaje en cuestión tiene un gran corazón y en el fondo es un tío entrañable. Sólo hay que conocerle, es lo que vienen a decir, que al principio es un poco duro pero cuando haces migas con él es una persona de puta madre. Lo he visto "cienes y cienes" de veces, y sin ir más lejos anoche mismo.

El doctor Gregory House es un tío difícil de tratar, un poco borde, no soporta a la gente y se le podría asignar alguna de las acepciones de "mohíno". Pero según avanza la serie los guionistas van mostrando aspectos de su vida que le acercan al resto de los mortales. Se preocupa más que nadie de sus pacientes (a su manera), comprende mejor que nadie las inquietudes de la gente y tiene un gran corazón. El caso es que cuantas más escenitas de esas sacan, menos me gusta la serie. Empecé a verla porque me gustaba ver a un tío tan sincero y desagradable como yo, pero la están empezando a cagar mostrando tanto sentimentalismo.

En un capítulo de ayer tenían que tratar a una monja y me sorprendió la caña atea que la metieron. Además que no se salvaba ni uno, todos sin excepción la cuestionaban una y otra vez su fe, bueno sí, uno de los ayudantes es judío y es el que más la entendía. Una cosa así de atea me sorprende teniendo en cuenta que la serie viene de un país en el que en los billetes pone "In God we trust" y además dicho país lleva lustros emprendiendo una cruzada santa contra el Islam.

En el otro capítulo resulta que era el cumpleaños de House. Me alegré profundamente cuando mostraron que el tío es igual que yo, no se lo dijo a nadie, no lo celebró y ponía cara de asco cuando los demás se enteraron y le dijeron que tenía que celebrarlo. Mi alegría se tornó en decepción cuando al final del capítulo el tío va y toca al piano "cumpleaños feliz". En fin, dejo de tener en cuenta a otro personaje que optaba por tener mi admiración. Con casi 26 años y todavía no he tenido ningún ídolo en mi vida, y la verdad es que nunca me ha hecho falta.

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