08 mayo 2006

Un trofeo, una vida

Corría el año 1997, segunda edad. Primavera temprana donde Yorchus y Moro (tm) repartían su tiempo libre entre los botellones del fin de semana y los videojuegos de ordenador. Cualquier cosa antes que estudiar. En tercero de bup y con 16-17 años hay muchísimas cosas que hacer en tu camino de descubrimiento del mundo. Moro se lió con mi actual ex, cuando a mi esa chica no me caía bien. Hay que ver como cambia la vida y como cambian las ex.

En aquella época dedicamos un mes de fines de semana por la tarde, cuando sus padres se iban de casa, a jugar al Bubble Booble, hasta que nos lo petamos. Pocas veces he sentido tanto odio hacia un videojuego como cuando ví aquel mensaje: "Congratulations, you have found the treasure: Love and Friendship". Juré que si algún día hacía un videojuego me vengaría. También fue el año que jugamos al Ultima VII, juego de rol por excelencia hasta la llegada de Morrowind, antecesor del actual Oblivion. Y también fue el año de otros grandes videojuegos que marcaron nuestro desarrollo.

Pero aquellas tardes cálidas de primavera delante del ordenador no eran más que un mero entretenimiento mientras llegaba la cruda realidad de la noche. Cruces de miradas y odios en los recreativos llenos de tipos chungos. Amenazas y amistades. El gejo intimidando a los niños. Los piques con violencia en el futbolín. El fiti haciendo falsedades. El bolín rompiendo los muñecos. El vamos a pillar bebida a la tienda del palo. El ¿donde están estas?. El amigo que tenía 18 años. La locura en el parque donde nada era lo que parecía y cada minuto era una sorpresa. Chicas que pasaban por tu vida como un domingo cualquiera al que no vuelves a ver.

Una de esas tardes-noches en los recreativos se me ocurrió decir aquello de "Moro, enséñame a jugar al futbolín". Tirma me dijo "Pues vaya profesor te has buscado" y yo no pude hacer otra cosa que decir la verdad: "Pues el mejor". Uno de los dos mejores jugadores de futbolín empezó a jugar conmigo, perdiendo casi todas las partidas sólo para que yo aprendiera. Y aprendí...

Este fin de semana empezamos el torneo de futbolín de Ukrania. Moro (tm) lleva más de un año en Irlanda y esta semana creo que está en Amsterdam. Puede que el pequeño saltamontes por fin se descubra como mejor que el maestro. Moro (tm) y Tapi (tm) ganaron sin oposición hace muchos años. Puedo hacerlo, puedo ganar el torneo, mi compañero y yo podemos ser los mejores. Pero para serlo hay que ganar...

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