14 julio 2006

Enigmas sin respuesta

Existe un fenómeno natural que me intriga porque todavía no lo entiendo. Bueno, existen muchos, pero a este me enfrento todos los días. No me refiero al problema de los tres cuerpos porque ya lo entendí hace tiempo. Tampoco me refiero a la energía oscura (que no es magia negra, no nos equivoquemos), ni a la fusión fría, ni tampoco a la anomalía de las Pioneer. Me refiero a los atascos de la N-2.

Hoy no me ha sonado el despertador. Me he despertado de forma natural una hora después de cuando tenía que haberme sobresaltado. Con cierta desazón por haber dado plantón a los compañeros de transporte privado, me he vestido corriendo y sin desayunar he salido con mi coche. Normalmente nos comemos media horita de atasco a la altura del Corte Inglés de Alcalá, a excepción de cuando nos vamos por la R-2. Haciendo cuentas he calculado que iba a llegar al curro a las nueve y cuarto, aproximadamente, ya que entiendo que el atasco crece de forma proporcional al avance del tiempo dado que los coches están parados y no cesan de llegar nuevos curritos.

Pues bien, a las ocho y treinta y cinco estaba tomándome el café en el bar de abajo. Cuando he llegado he comentado la jugada y todo el mundo me ha dicho que había mogollón de atasco a la hora de siempre. No lo entiendo.

2 comentarios:

Toxcatl dijo...

Normal, todo el mundo sale a la misma hora... y directito al atasco...

Marga F. Rosende dijo...

Parece un episodio de The twlight zone en versión madroñera.
Te gustó el arte de la guerra?
los ejecutivos marketinianos lo usan de libro de cabecera
un beso