07 abril 2006

De cubos y pensamientos

El paso uno de la conversión a friki es hacer sudokus como un salvaje. El paso dos es comprarse un cubo de Rubik y hacerlo en menos de 2 minutos. El paso tercero es empezar a hacer el imbécil con el cubo. He estrenado mi nueva cámara de fotos para mostrároslo: aquí lo teneis. A ver si me duplican o triplican el sueldo en breve porque esto de pasarse el día en casa empieza a ser preocupante.

Todas las mañanas, mientras el cola-cao está dando vueltas en el microondas, voy a hacer un pis y acto seguido meto la cabeza debajo del grifo del baño. Cuando mi pelo es incapaz de absorber más agua apago el grifo y me froto compulsivamente con la toalla. Acto seguido me miro al espejo e intento colocar de la forma más ordenada posible los pelos que acaban de dejar de chorrear. Es justo ese momento, cuando me miro al espejo, cuando termino de dar el paso de abandonar el mundo de Morpheo y entro de lleno en la vigilia. Son unos segundos cruciales para el día que se levanta.

Durante esos segundos pasa un torrente de pensamientos por mi cabeza. Normalmente son las cosas que tengo que hacer, que dejé pendientes ayer o recuerdos de momentos de mi vida. Hay otros días más chungos, días en los que hago una introspección personal peligrosa, caes en la cuenta de esas cosas que te hacen replantearte la existencia. Hoy, mientras hacía el juego de espejos para colocarme la coronilla, he pensado que la mayoría de la gente es conformista, todo el mundo se contenta con cualquier cosa.

Esto es sólo el resumen del torrente de pensamientos que me ha inundado. Quién más, quién menos, tiene desde algún momento de su vida catalogado a su persona ideal, a su príncipe azul o su princesa de cuento de hadas, por decirlo de alguna forma poética. Y esta mañana he pensado que nadie lo encuentra, o más bien casi nadie tiene la suerte de compartir su vida con su sueño. Al final, todo el mundo acaba hincando la rodilla en el suelo y conformándose con alguien con quien al principio se lleva bien, y al cabo de los años ya veremos.

Los hay que tienen más o menos suerte y acaban acostumbrándose a la otra persona y conviviendo en paz y felicidad. Pero no suele ser porque hayan dado con su media naranja sino porque se han adaptado a la otra persona, han cambiado su forma de ver la vida y la relación ha funcionado. L@s hay que no tienen suerte y al poco acaban separad@s, divorciad@s o muert@s.

Y después de los dos segundos que ha durado todo esto, mientras colocaba cuatro pelos de mi nuca, me he planteado si yo también debería arrodillarme o si por el contrario debería seguir siendo fiel a mí mismo, a mis objetivos, a mis ilusiones y, volviendo a permitirme una licencia poética, a mis sueños. La pregunta que me viene es, ¿me estaré equivocando? ¿existe mi media naranja o tengo el listón excesivamente alto?

3 comentarios:

Toxcatl dijo...

tio, deja de darte duchas de agua helada _antes_ del desayuno...

Mari Carmen dijo...

joder, pues si q tienes las neuronas despiertas a primera hora de la mañana... Q filosofico te pones!!
Besotes

Flu dijo...

brr... sudokus...
Siempre que no encuentres tu media naranja te puedes buscar un medio limón... más amargo pero también complementa :)