El barco naufragó y me encontré rodeado de agua. Cuando todo oscureció pensé que este era el final y dejé de luchar...
Me desperté hambriento y extenuado en una playa. Localicé unos cocos que atenuaron mi hambre y mi sed, y una cueva donde podría descansar al abrigo de la intemperie.
Con una corteza de árbol reseca y una rama conseguí hacer un fuego y descansar por la noche. Al día siguiente exploraría.
Traz cruzar el río encontré una persona en la playa. Era una chica que también naufragó y acababa de llegar, exhausta y hambrienta. La llevé a la cueva y se empeñó en quedarse allí y cocinar para mí...
Así que ahí la tengo, sin salir de la cueva-cocina, en plan esclava del hogar. Que conste que no la he obligado...
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