En el capítulo anterior Judá acababa de vender a su hermano a los egipcios, en concreto a un eunuco llamado Potiphar, y para quitarse el marrón de encima le dijo a su padre Jacob que había sido devorado por una bestia.
[Génesis 37:26-27] – "Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho el que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? Venid, y vendámosle a los Ismaelitas".
Para hacer tiempo mientras se capeaba el temporal se bajó a ver a un Adullamita llamado Hira. Allí conoció a una moza cananea con la que tuvo tres hijos: Er, Onán y Sela. A Er le casó con una mujer llamada Thamar, pero como la trató con dignidad y respeto Jehová decidió que Er era un mal hombre y se lo cepilló. A Judá no le parecía bien quedarse sin nietos, y además la familia es el pilar fundamental de cualquier mafia tribal, así que obligó a Onán a que la preñase. Thamar, como mujer sufridora de una sociedad patriarcal, no tenía ni voz ni voto en este aspecto.
Onán, que era un tío con escrúpulos y que para ahorrarse en regalos de cumpleaños no quería que sus hijos fuesen además sus sobrinos, inventó la técnica anticonceptiva "marcha atrás".
[Génesis 38:9] – "...sucedía que cuando entraba a la mujer de su hermano vertía en tierra".
Esto a Jehová también le pareció mal así que se lo cepilló igualmente. A Judá se le estaban terminando los efectivos y a Sela sus gónadas todavía no le vertían hormonas en el cuerpo, así que le dijo a Thamar que esperase sentada ya que algún día mandaría a su niño a que terminase el trabajo.
Thamar un día se quitó la ropa de viuda y se puso un velo. Judá pasó por allí y la confundió con una ramera, y como buen patriarca y jefe del chiringuito la dijo que quería entrar en ella. A Thamar se le encendió una luz, toda la vida se la habían zumbado de gratis y sin preguntar, por fin tenía la posibilidad de sacar algo en claro. Le pidió a Judá que le diese su anillo, su manto y su bordón como prenda hasta que le mandase un cabrito. A Judá no le pareció mal ya que estaba más salido que el cerrojo de un penal. Thamar por fin se quedó embarazada.
Al tiempo el embarazo de su nuera comenzó a ser evidente y Judá se mosqueó porque pensó que había fornicado con cualquiera, así que mandó a sus sicarios a que la quemasen viva. Mientras la llevaban a la pira la chica sacó las prendas del jefe alegando que el padre era él. Judá no tuvo huevos a quemar a la chica después de haberla preñado, y la desterró de la familia.
Lecciones aprendidas en este capítulo de la Biblia:
- A Jehová no le importa que estés casado y te vayas de putas.
- No obstante, a Jehová le parece bien que mates a las mujeres que se acuestan con personas que no son sus maridos.
- A Jehová tampoco le parece mal que vendas a tu hermano como esclavo al enemigo.
- Jehová no soporta que uses métodos anticonceptivos para planificar los gastos familiares.
2 comentarios:
me he quedao muelta!!!!!!!!!
uy como me encuentre con jehová al final del tunel la que le espera...
ONAN RULES!
Publicar un comentario