22 enero 2007

Relaciones sociales (II)

Hay dos tipos de personas en el mundo. El primer tipo es de los que viven la vida haciendo amigos, intentan llevarse bien con todo el mundo, no desean mal a nadie y disfrutan divirtiéndose junto a sus personas queridas. En el otro lado están aquellos resentidos que piensan que el mundo está en contra de ellos, viven en una constante oposición contra el resto de los mortales y se esfuerzan continuamente por llevar a cabo su venganza con la sociedad.

Corría el año 1997. Una oveja clónica nacía, Ronaldo jugaba en el Barcelona y era de los mejores jugadores del mundo y un señor bajito, moreno y con bigote repetía incesantemente que España iba bien. La primavera de la vida sonreía a Yorchus cada soleada mañana, y cada noche la Luna le acompañaba en emocionantes aventuras.

Yorchus empezaba a conocer a mucha gente en horario nocturno, gente buena y gente mala. Entre ellos se encontraban Johnny, Jenny y Jessi.

Johnny era un chico normal, ni guapo ni feo, de esos que el nivel hormonal en sangre le obligan no sólo a intentar ligar con todo lo que se mueve y tenga senos sino incluso a comportarse como un auténtico imbécil en pos de la consecución de sus sucios propósitos. Como decía, un chico de lo más habitual.

Jenny era una chica no habitual, ni guapa ni fea, pero a su edad hacía gala de una deshinibición impropia en la Aldea del Arce. Envidiada o repudiada por sus conocidas, la chica disfrutaba de la vida a cada momento.

Jessi tampoco era una chica habitual. Su metabolismo mezclaba desarreglos hormonales con una gula desmedida, lo que le provocaba un sobrepeso que la impedía caminar con normalidad. Vivía en constante lucha contra el mundo y no perdía ocasión de arruinarle la vida a alguien.

Una alegre noche en la que estos y más personajes se encontraban bebiendo y riendo en un céntrico antro de la Aldea, después del botellón que por aquel entonces no estaba perseguido por los efectivos policiales, Johnny y Jenny se arrimaron los morros con fruición y ansia viva.

En aquel tiempo lo normal era que los tortolitos se fuesen antes de tiempo dejando al resto del grupo continuar con la fiesta. En este caso el peligroso nivel de sustancias esteroideas en su flujo sanguíneo no les llevó muy lejos, en concreto al baño de señoras del local.

Nadie prestó especial atención, nadie excepto Jessi, que no podía soportar semejantes muestras de felicidad mientras su vida era, según ella misma, un auténtico infierno. Si el mundo no era justo, pensó, se encargaría de igualar las cosas.

El bar estaba atestado de gente, lo cual no impidió que se abriera paso hasta la puerta del servicio. Intentó abrir y estaba cerrada por dentro. Su frustración la llevó a comenzar a aporrear la puerta con violencia desmedida despertando con ello la atención de todos los asistentes. La fuerza de los golpes era tal que consiguió desmontar la puerta dejando al descubierto tres cosas:

- El desprecio de Jessi por sus "amigos".

- Los calzoncillos de ositos de Johnny.

- La capacidad succionadora de Jenny.

Mientras la avergonzada parejita recuperaba apresuradamente la compostura, Jessi se alejaba henchida de orgullo. Una vez más se había vengado del mundo y había hecho justicia.

3 comentarios:

Toxcatl dijo...

Que cabr... la moza, y los otros dos... ya le vale al tio ir con gayumbos de ositos a ligar y no irse a tomapol.. de alli que la aldea es como es y nunca se sabe donde te puedes encontrar a alguien que haga publica tu vida sexual sin tu consentimiento.-

Alejandro R. dijo...

Ostras, esta no me la sabía....¿o sí?

Ros dijo...

AY... ande estaba yo en el 97... uy para mí fue un mal año....
no estaba yo para preocupaciones de ese estilo...

bueno qué va siendo hora de quedar no????