05 septiembre 2008

El principio de incertidumbre del Criquet

Habían llegado. La segunda cosa más rara de la nave era ver el campo del Problema de Otro en funcionamiento. Ahora veían la nave con claridad sólo porque sabían que estaba allí. Sin embargo era evidente que nadie más la veía. No porque fuese realmente invisible ni nada tan hiperimposible. La tecnología empleada para hacer algo invisible es tan infinitamente compleja, que novecientos noventa y nueve mil millones, novecientos noventa y nueve millones, novecientos noventa y nueve mil, novecientos noventa y nueve veces entre un billón resulta mucho más cómodo y eficaz guardar el objeto y pasarse sin ello.

El ultrafamoso mago y científico Effrafax de Wug apostó una vez su vida a que en el plazo de un año podía volver invisible la gran megamontaña Magramala. Tras pasar la mayor parte del año tirando de enormes Lux-O-Válvulas, Refracto-Desintegradores y Desvíos Espectr-O-Máticos, cuando le quedaban nueve horas comprendió que no lo conseguiría.

De manera que él y sus amigos, y los amigos de sus amigos, más los amigos de los amigos de sus amigos y los amigos de los amigos de los amigos de sus amigos, junto con algunos amigos suyos menos buenos que por casualidad eran propietarios de una importante compañía de transportes interestelares, produjeron lo que hoy se reconoce ampliamente como la noche de trabajo más dura de la historia, y al día siguiente, por supuesto, ya no se veía Magramala. Effrafax perdió la apuesta y, en consecuencia, la vida, sólo porque un árbitro pedante observó (a) que al andar por el área donde Magramala debía estar no tropezó ni se rompió las narices contra nada, y (b) que había una luna extra de aspecto sospechoso.

El campo del Problema de Otro es mucho más cómodo y eficaz, y además funciona más de cien años con una sencilla pila de linterna. La razón de ello es que se basa en la predisposición natural de la gente a no ver nada que no quiera ver, que no espere o que no pueda explicarse. Si Effrafax hubiese pintado la montaña de rosa y erigido en ella un sencillo y barato campo de PRODO (Problema de Otro), la gente habría pasado de largo por la montaña, la habría rodeado e incluso escalado sin darse cuenta ni por un momento de que estaba allí.

Y eso es precisamente lo que pasaba con la nave de Slartibartfast. No era rosa, pero de haberlo sido habría constituido el menor de sus problemas visuales y la gente se habría limitado a ignorarla, como cualquier otra cosa.

Lo más extraordinario era que sólo en parte parecía una astronave, con sus alerones, motores de cohetes, escotillas de emergencia, etcétera, asemejándose mucho a un pequeño bar italiano suspendido en el aire.

------------

La vida, el universo y todo lo demás (pdf) es el tercer libro de la saga de La guía del autoestopista galáctico, comenzando la historia justo donde la dejó El restaurante del fin del mundo.

En esta ocasión el protagonista, Arthur Dent, dejará la nave del Corazón de Oro para embarcarse en una nueva aventura a bordo de la nave del Problema de Otro, descubriendo los extraños orígenes del juego conocido como criquet (krikkit en su planeta natal) y llegando a salvar a todo el universo por dos veces en el mismo día.

Todo ello le acercará un poco más, muy a su pesar, a la pregunta que da sentido a la vida, el universo y todo lo demás.

Y ahora, a por el cuarto...

No hay comentarios: