La vida conyugal (I)

En un almacén situado en una localidad cercana a la Aldea del Arce trabajan muchos hombres. Recientemente trabaja uno menos. Para conservar su anonimato digamos que se llama Manuel Jiménez Prado, Manolo para los colegas y "El loco" en fiestas.

Hace tiempo corría un rumor por el almacén. Se comentaba en el café que la mujer de Manolo le ponía los cuernos con todo lujo de detalles. Como suele suceder en estos casos, el principal implicado es el último en enterarse.

Cuando el rumor ascendió a secreto a voces Manolo llegó a casa del trabajo y llamó a su mujer, que mantendremos bajo el pseudónimo de Alicia Gala Martínez.

[Manolo] - "Oye, ¿qué pasa? Que dicen que me pones los cuernos."

[Alicia] - "Toma, ¡claro!"

[Manolo] - "¿Como?"

[Alicia] - "Y ya te estás yendo de casa, que me voy a quedar con ella, con el coche y con los niños."

Y Manolo, obediente, se fue de casa. En concreto, fue derecho al banco donde vendió la casa y sacó toda la pasta de la cuenta corriente. A continuación vendió el coche en un concesionario de coches de segunda mano.

[Manolo] - "Jo macho, con lo que he sacado y el nivel de vida de aquí vivo mejor que Fidel."

Esto comentaba Manolo en una conferencia telefónica con un amigo, desde Cuba.