que se dividió en dos.
Una parte nunca cambió;
la otra creció y creció.
La parte que no cambió siempre fue fiel,
la parte creciente siempre fue nueva;
y yo me pregunté, cuando terminó el relato,
qué parte era yo y qué parte eras tú.
de Los susurros divinos de Han Qing-jao
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Recién concluyo esta mañana Hijos de la mente, descubro que todavía me quedan otros dos libros de la saga de Ender.
¡A por ellos!
1 comentario:
A mí también me gustó, pero te advierto que leer lo siguiente puede desanimarte bastante:
http://www.bibliopolis.org/mediocre/medi0005.htm
Si decides leerlo, bienvenido a la lucidez.
Jose.
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